SANTO PATRÓN DE ESPAÑA
Y
DEL ARMA DE CABALLERÍA
¡Soldados! Ha llegado para nosotros la hora por todos deseada de cargar a caballo. Al emplearnos como jinetes en una acción de la que dependa la suerte de la Batalla, importa a nuestro honor alcanzar los objetivos señalados por el Mando. Muchos han de caer en el empeño, pero la muerte a caballo es hermosa y la gloria nos espera a todos detrás de esas lomas. Vuestro valor, que no necesita de vigilancia, ha de dar cuenta del enemigo, combatiendo a caballo y a caballo muriendo si ello es preciso. Que nadie, en todo caso, pueda decir que los Escuadrones se volvieron atrás, porque la Caballería no retrocede, Dios nos valga y buena suerte.
Alcuneza tenía alma de poeta, según le dijo a su coronel. Como a lomos de Ernel, que así se llamaba su caballo, sale este libro a narrar acciones que no se volverán, por ahora a repetir, pues su táctica no es ya vigente. En esto su empresa es, en cierto modo, poética. El teniente de Brihuega, al anotar la gurra que hizo a caballo, entre estandartes con veneras de Santiago y Calatrava, se convierte en algo así como un cronista del ocaso d la caballería. Y en todo ocaso hay poesía
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¿Quién era aquel jinete desconocido?