Las raíces de España se hunden en la noche protohistórica y en un solar patrio habitado por una amalgama de pueblos de procedencias diversas. El tribalismo originario de los habitantes de la península Ibérica se fue disolviendo al tiempo que se forjaba un sustrato común gracias a la romanización y a la cristanización.
Fue un proceso que duró más de seis siglos y dotó a los hispanos del sentimiento de pertenencia a una comunidad y a la conciencia clara de etar vinculados a un territorio diferenciado: Hispania. En los siglos II y III los hispanos en roma mostraban una personalidad propia que los diferenciaba de la multiplicidad de pueblos que poblaban el imperio y, situados en su vanguardia cultural, dieron a Roma emperadores como Adriano oTrajano.
La invasión visigoda y el posterior asentamiento de este pueblo germánico en la península fue capital. La monarquía visigótica desempeñó un papel determinante para la cimentación de la identidad de España. La integración de los invasores germánicos con los habitantes grecorromanos de la península fue tal que aquellos no denominaron a su nuevo territorio Gothia, sino que mantuvieron el nombre de Hispania.
Paralelamente al control militar y político del ejercido sobre el territorio conquistado, los visigodos los visigodos unificaron las leyes en el llamado Fuero Juzgo. Establecieron su capital en Toledo y asumieron completamente los rasgos culturales romanos gracia a la ala convivencia con la población hispana, siendo en este sentido determinante la conversión oficial al catolicísmo de la monarquía visigoda en el año 589.
Esta unidad, obra de los visigodos en colaboración con alta intelectualidad eclesiástica, sería el legado más importante que la Alta Edad Media transmitirá al devenir político del territorio.
La invasión islámica pudo haber sepultado la dominación de Hispania sustituyéndola por la que utilizaban los nuevos invasores, al-Ándalus, y el legado hispanogótico pudo quedar arrasado por la irrupc ión de la nueva cultura y la nueva religión. Pero la resistencia cristiana nunca olvidó la tradición histórica, religiosa y cultural, y en la confrontación bélica que duraría ocho siglos cristalizó sus conceptos y valores por reacción. Una dualidad que vivía no solo desde el punto de vista bélico, religioso y de liderazgo (Mahoma/Santiago) sino sobre todo cultural.
Es irrefutable, según los códices medievales, que la Reconquista se plantea como restauración del Regnum ghothorum, referencia a la unidad política, claramente didtintiva e inclusiva de todo espacio peninsular, perdida en la Batalla de Guadalete en 1711.
En la figura de Pelayo y en el enfrentamiento bélico de Covadonga, más que la fiel verosimilitud de los hechos acontecidos, lo extraordinariamente relevante fue la conciencia histórica que ambos fueron capaces de consolidar. Los años 711 y 722, fechas transcendentales de las batallas de Guadalete y Covadonga, constituyen dos hitos: un punto final y a la vez el inicio de otra nueva y dilatada etapa, caracterizada por la coexistencia y confrontación alternativa entre al-Ádalus y todos los reinos cristianos de la Reconquista.
Según fuentes legendarias, la victoria en la batalla de Covadonga también se habría logrado gracias a la intervención de la Virgen. La Reconquista, a los ojos de los cronistas medievales, adquiere carácter de cruzada. Por ello, son frecuentes los relatos legendarios en los que el elemento sobrenatural está presente: la Virgen, san Milán, san Isidoro y, por encima de todos, el apóstol Santiago. No solo la tradición oral, sino tambien textos latinos recogían la predicación de Santiago en la península ibérica. El apostol se convertirá en una imagen que guiará a los ejércitos cristianos en la lucha contra el islam en su versión de"Santiago Matamoros"
Paralelamente al control militar y político del ejercido sobre el territorio conquistado, los visigodos los visigodos unificaron las leyes en el llamado Fuero Juzgo. Establecieron su capital en Toledo y asumieron completamente los rasgos culturales romanos gracia a la ala convivencia con la población hispana, siendo en este sentido determinante la conversión oficial al catolicísmo de la monarquía visigoda en el año 589.
Esta unidad, obra de los visigodos en colaboración con alta intelectualidad eclesiástica, sería el legado más importante que la Alta Edad Media transmitirá al devenir político del territorio.
La invasión islámica pudo haber sepultado la dominación de Hispania sustituyéndola por la que utilizaban los nuevos invasores, al-Ándalus, y el legado hispanogótico pudo quedar arrasado por la irrupc ión de la nueva cultura y la nueva religión. Pero la resistencia cristiana nunca olvidó la tradición histórica, religiosa y cultural, y en la confrontación bélica que duraría ocho siglos cristalizó sus conceptos y valores por reacción. Una dualidad que vivía no solo desde el punto de vista bélico, religioso y de liderazgo (Mahoma/Santiago) sino sobre todo cultural.
Es irrefutable, según los códices medievales, que la Reconquista se plantea como restauración del Regnum ghothorum, referencia a la unidad política, claramente didtintiva e inclusiva de todo espacio peninsular, perdida en la Batalla de Guadalete en 1711.
En la figura de Pelayo y en el enfrentamiento bélico de Covadonga, más que la fiel verosimilitud de los hechos acontecidos, lo extraordinariamente relevante fue la conciencia histórica que ambos fueron capaces de consolidar. Los años 711 y 722, fechas transcendentales de las batallas de Guadalete y Covadonga, constituyen dos hitos: un punto final y a la vez el inicio de otra nueva y dilatada etapa, caracterizada por la coexistencia y confrontación alternativa entre al-Ádalus y todos los reinos cristianos de la Reconquista.
Según fuentes legendarias, la victoria en la batalla de Covadonga también se habría logrado gracias a la intervención de la Virgen. La Reconquista, a los ojos de los cronistas medievales, adquiere carácter de cruzada. Por ello, son frecuentes los relatos legendarios en los que el elemento sobrenatural está presente: la Virgen, san Milán, san Isidoro y, por encima de todos, el apóstol Santiago. No solo la tradición oral, sino tambien textos latinos recogían la predicación de Santiago en la península ibérica. El apostol se convertirá en una imagen que guiará a los ejércitos cristianos en la lucha contra el islam en su versión de"Santiago Matamoros"
A lo largo de la edad Media
tres centros de peregrinación,
de dimensión internacional,
se convirtieron en símbolos
de la cristiandad: Tierra Santa,
Roma y Santiago de Compostela.
La veneración del apóstol como defensor de la cristiandad surge tras la batalla de Clavijo en 844. Se difunde a través del Camino de Santiago y a su intersección se le atribuirán conquistas como la de Sevillas por Fernando III o victorias bélicas como como las Navas de Tolosa, pero más tarde se "aparecerá" también en México, Cuzco incluso en la guerra contra los araucanos.
En las Navas de Tolosa se consolida el mítico grito de "Santiago y cierra España", que combina el ánimo por cerrar filas contra el enemigo y avanzar cuerpo a cuerpo con el sentido de pertenecia territorial. Será una consigna por la que lucharán todos los ejércitos españoles durante siglos. Incluso Cervantes pone en boca de don Quijote:
Los Españoles invocan al apóstol Santiago
como defensor en todas las batallas y muchas
veces lo han visto matando a los agarenos.
Será el patrón de España y el patrón de la Caballería.
Con la recuperación de del mito de la presencia apostólica en Hispania, los cristianos no solo afirmaban sus señales de identidad y su espíritu de Reconquista sino que también se aproximan al resto de la cristiandad, con la que aspiran a integrarse. Es muy reseñable la realidad de que Eswpaña se convierte en la única "nación" que hace frente al Islam y le hace retroceder en sus posiciones. Por la misma época Francia los detiebe en Potiers, Bizancio a las puertas de Constantinopla y china en las batallas de Talas, pero solo España avanza contra ellos.
La primera vez que se registra el
"¡Santiago y cierra" se atribuye
a las huestes de Fernan Gonzalez
luchando contra los musulmanes
en Almanzor.
La propia designación "Al-Ándalus" aparece claramente como sinónimo de España e incluía geográficamente tonto territorios o pueblos dominados por el islam como las zonas recuperadas por los cristianos. Las crónicas medievales confirman que el término "España" no solo se refiere a un territorio sino que también determinados usos, prácticas de vida, valores y hábitos de conducta, aunque a principios del siglo XIII todavía persistieron cinco reinos Cristianos en la península ibérica: Castilla, León, Aragón, Navarra y Portugal, la denominada "España de los cinco reinos".
La repoblación del norte peninsular, el surgimiento del románico y del gótico en España vinieron de la mano de nuevas corrientes culturales y artísticas a lo largo del Camino de Santiago, hito cultural europeo donde da sus primeros pasos la lengua castellana escrita -glosas emilianemses y silenses-. Desde la península pasaban a Europa las contribuciones culturales de la Escuela de Traductores de Toledo que, en gran parte, hicieron posible la llegada tiempo después del Renacimiento.
Fueron ocho siglos que contemplaron episodios de gran brillantez militar y que tendrían el broche final en la toma de Granada, que Ferrer-Dalmau evocará en "El regreso de los nazaríes". El pintor catalán plasmará también un momento especial en la decisiva batalla de las "Navas de Tolosa", que marca un punto de inflexión para el declive musulmán. Dedicará su atención igualmente a los avances almogávares, que protagonizaron la expansión catalanoaragonesa por el mediterráneo. Su mirada se dirigirá, finalmente, hacia una figura militar clave que marca el final de la Edad Media y el inicio de la nueva era: el Gran Capitán.
La repoblación del norte peninsular, el surgimiento del románico y del gótico en España vinieron de la mano de nuevas corrientes culturales y artísticas a lo largo del Camino de Santiago, hito cultural europeo donde da sus primeros pasos la lengua castellana escrita -glosas emilianemses y silenses-. Desde la península pasaban a Europa las contribuciones culturales de la Escuela de Traductores de Toledo que, en gran parte, hicieron posible la llegada tiempo después del Renacimiento.
Fueron ocho siglos que contemplaron episodios de gran brillantez militar y que tendrían el broche final en la toma de Granada, que Ferrer-Dalmau evocará en "El regreso de los nazaríes". El pintor catalán plasmará también un momento especial en la decisiva batalla de las "Navas de Tolosa", que marca un punto de inflexión para el declive musulmán. Dedicará su atención igualmente a los avances almogávares, que protagonizaron la expansión catalanoaragonesa por el mediterráneo. Su mirada se dirigirá, finalmente, hacia una figura militar clave que marca el final de la Edad Media y el inicio de la nueva era: el Gran Capitán.
¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA!
Chevi Sr