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Channel: EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS. JINETES
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Batalla de Teruel. La Caballería elemento decisivo

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LUCHA A MUERTE ENTRE LA NIEVE

           La ciudad, del 15 de Diciembre de 1.937 a 22 de Febrero de 1.938, cambió de manos dos veces. Casi 40.000 muertos, más de 30.000 heridos y cerca de 10.000 prisioneros.
Teruel cae en manos del Frente Popular

La Plaza del Torico reconquistada. Tropas del Ejército Nacional 
           Poco podía esperarse del Coronel Domingo Rey D´Harcout, que defendía la plaza de Teruel, con algo menos de 6.000 hombres entre tropa regular y voluntarios Carlistas y Falangistas, que el frío invierno que se estaba viviendo aquel 1.937 fuera el momento elegido por Enrique Lister para lanzar 100.000 hombres que formaban el Ejército de Maniobra Republicano contra sus posiciones. Con combates librados con temperaturas inferiores a 20 grados bajo cero, todavía hoy se duda de qué causó más bajas entre los 40.000 muertos y los 30.000 heridos, si el plomo de las balas o el frío invierno aragonés.
                                            
Coronel Domingo Rey D’Harcourt                                                        Enrique Lister

         Pese a la enorme diferencia de fuerzas, los defensores de la ciudad resistieron a la desesperada hasta el día 8 de Enero, 24 días de fiera resistencia que acabaron con la rendición del último reducto poco después del mediodía. Poco duraría la alegría republicana porque, días antes de la caída de Teruel, los nacionales ya preparaban el contragolpe que pretendía recuperar un punto estratégico que permitía lanzar una ofensiva hacía Vinaroz.

        La ofensiva nacional, dirigida por el General Fidel Dávila, duraría hasta finales de Febrero de 1.938 y marcaría el principio del fin de la guerra.

1.- Marzo 1.938. Aspecto de las calles próximas a la Catedral de Teruel, después de los sucesivos bombardeos nacionales y republicanos. La lucha cuerpo a cuerpo destrozó la ciudad.
2.- Las mismas calles próximas a la Catedral en la actualidad. El casco urbano fue totalmente reconstruido.

      Tras los preparativos iníciales y los intentos fallidos por socorrer a los sitiados, el 17 de Enero, Franco ordenaba al General Fidel Dávila el avance sobre la ciudad para reconquistarla. Lo había dejado claro en la directiva que enviaba a Dávila; “Estimo de la máxima urgencia atacar a fondo, y poniendo en ello el máximo esfuerzo, para llegar a Teruel, considerando que es precisamente por el sur del Turia por donde puede llevarse la acción más eficazmente y, por lo tanto, es el sur del indicado río por donde ir el eje principal del ataque… con las fuerzas que operan ya en la zona de Teruel y con las que están llegando, dos Cuerpo de Ejército al mando de los Generales Aranda y Varela”,
         General Fidel Dávila                        General Aranda                         General Varela

       
        Y así organizó el ataque: mientras que el Cuerpo de Ejército al mando del General Aranda, formado por la 84 y la 62Divisiones atacaba por el noroeste, el General Varela, al mando de la 81, la 82, la 61 y la 54 lo hacía desde el sur. El objetivo era claro: dividir las fuerzas defensivas para entrar lo más rápido posible en el casco urbano. Los Generales nacionales sabían, por experiencias anteriores, que les favorecía la lucha en el interior de las ciudades.
        El Mando nacional no contaba con que los republicanos, que habían pasado de sitiadores a sitiados, recibirían refuerzos. Por eso, la llegadadeWaltercon la 35 División de lasBrigadas internacionales, les desbarató los planes y frenó lo que parecía un avance rápido y seguro para reconquistar Teruel.


Karol Wacław Świerczewski (más conocido comoGeneral Walter) fue un militar polaco que ejerció como General republicano de lasBrigadas Internacionalesdurante la guerra Civil Española, Jefe de la 35 División del V Cuerpo de Ejército Brigadista y como oficial soviético durante la guerra Civil Rusa  y la Segunda Guerra Mundial.


       
         Una nueva ofensiva nacional, que incluía el desplazamiento de 100.000 soldados, apoyados por 400 piezas de artillería, inicia una nueva ofensiva a la que se sumaría poco después un despliegue de 100 aviones que entraron en combate en la zona de Alfambra. Era el 5 de Febrero y el tiempo se había suavizado, aunque se combatía sobre campos enlodados por la nieve derretida.
        Dos días después se vivía una imagen más propia de las guerras decimonónicas que de un conflicto del siglo XX. Una carga deCaballería, la última que el Ejército español usó en combate, ponía en fuga a la línea defensiva republicana y dejaba el paso franco a la Infantería. Eran los 3.000 jinetes de la 1ª División de Caballeríadel General José Monasterio Ituarte. Tras los caballos y sus jinetes, el Ejército nacional avanzaba desde Alfambra y ganaba 20 kilómetros en una sola jornada. Pese al intento de reconstruir la línea de defensa usando los Cuerpos XXI y XXIII del Ejército republicano, el avance nacional era imparable.
                                  
General José Monasterio Ituarte                                                Valentín González González 
                                                                                                                       (El Campesino)              

        A partir del 19 de Febrero, sólo los 2.000 hombres de El Campesino defendían la ciudad, pero la abandonaban a la carrera el 22 de Febrero.
JUAN E. PFLÜGER.- La Gaceta

Batalla de Alfambra. La última carga de la Caballería Española.


La Caballería, elemento decisivo de una gran Maniobra
           La ación en la que toma parte la Caballería en la batalla del Alfambra es breve en el tiempo, pero complicada en su ejecución. Por primera y única vez se emplea en nuestra guerra una División entera, a caballo, en una operación importante. La idea era sencilla; la ejecución, forzosamente, complicada. Nunca fue fácil el empleo de esta Arma; algo análogo sucede con las fuerzas acorazadas. La mayor velocidad es siempre un factor complejo, difícil de manejar; pero, como contrapartida, produce resultados de una eficacia mayor de la que pudiera pensarse.

         Algo de esto sucede con el empleo de tres mil jinetes en el Alfambra. Su importancia real como elemento de destrucción no es comparable con ninguna de las Divisiones de Infantería que hemos visto actuar. Sus efectivos son apenas un tercio de aquellas  y resultan modestos su armamento y su dotación de Unidades de otras Armas y Servicios. Sin embargo, puede decirse que su actuación da a esta batalla un aspecto  especial.
Columna de Caballería al mando del General Monasterio

 Proyecto del ataque
          De las directrices marcadas en la Orden superior, queda marcada la entidad de cada una de las Divisiones componentes, con los refuerzos que se le conceden, sus zonas de acción y las diversas operaciones a ejecutar por cada una de ellas de una manera coordinada.
          En síntesis se trata de que dos masas muy diferentes, 1ª División de Caballería y 5ª División de Infantería, actúen en provecho mutuo con rapidez y eficacia sobre un frente escasamente ocupado por el enemigo a fin de acelerar y coordinar las acciones de ruptura de los Cuerpos de Ejército Marroquí y de Galicia.
         Como medios suplementarios la División de Caballería ha de recibir una Compañía de Carros y una Batería de Ametralladoras Antiaéreas. La 5ª División, por su parte, tres Batallones: las Banderas 14 y 16 de La Legión y el 292 de Ifni. De estos medios, por razones no conocidas, sólo dejó de incorporarse la Compañía de Carros.
         La maniobra coordinada de las dos Divisiones consistía en que la de Infantería abriese un amplio portillo seguro a la Caballería para que ésta, actuando con la velocidad que sus medios le permitían, alcanzara el objetivo final sobre el río Alfambra, para cerrar la bolsa creada e impedir al enemigo cercado la retirada.
         Para ello la 5ª División apoyada por 11 Baterías, había de infiltrarse en una primera fase en la retaguardia enemiga para tomar de revés las posiciones Corrales de Roque-El Glochón y posteriormente se lanzaría sobre las zonas ocupadas por el enemigo a ambos lados de la carretera de Bueñas a Argente, con ello quedaría abierta una brecha amplísima de más de quince kilómetros.
         La División de Caballería, muy encajonada entre el Cuerpo de Ejército Marroquí y la 5ª, habría de avanzar en la misma primera fase en la dirección Hondo de Más, Lidón, Visiedo. No rebasando este pueblo hasta que la 5ª hubiera asegurado la carretera entre Argente y Visiedo, avanzando entonces a la línea Las Pedrizas-Alto de los Mojones, para establecer contacto por la derecha con el Cuerpo de Ejército de Galicia.
        Posteriormente se desarrollaría la segunda fase en la que la División de Caballería llegaría al río entre Perales y Alfambra en una corta explotación de poco más de cinco kilómetros, y la 5ª División se establecería en posición sobre la zona alcanzada por su compañera.
La 1ª División de Caballería

       Es una de las Grandes Unidades que constituían la Agrupación de Divisiones del Ejército del Norte, al mando del General José Monasterio Ituarte.
 General Monasterio

        
       El caballo fue todavía en nuestra guerra un elemento de combate usado por ambos bandos y, a veces, como en el caso que nos ocupa, su empleo resultó decisivo. La masa de los jinetes divisionarios lanzada al galope por la zona central en la maniobra del Alfambra, produjo, como veremos, un efecto moral de gran importancia sobre el enemigo. Hubiera sido fácil, en teoría, parar a los caballos con el fuego de unos pocos pelotones de armas automáticas, pero no sucedió así. La galopada, sin sangre, fue la culminación de una amplia y difícil maniobra en la que los efectivos a caballo no suponían sino un dos a un tres por ciento del total atacante.



        Se pensaba que la nueva Gran Unidad, compuesta detres Brigadas de Caballería, tres Batallones de Infantería, dos Grupos artilleros, una Compañía a caballo de Zapadores y una Sección de Transmisiones, más los Servicios correspondientes, sirviera de guarda flanco en el avance sobre Madrid en la región de Guadalajara. El ataque enemigo a Teruel varió estos planes, desapareciendo de su organización los Batallones de Infantería y algunos otros componentes y recibiendo orden de dirigirse el resto a la zona citada.
        En los días anteriores a la maniobra del Alfambra la 1ª División de Caballería tenía la  siguiente composición:
- 1ª Brigada, Plana Mayor y Regimientos 1º y 2º

- 2ª Brigada, Plana Mayor y Regimientos 3º y 4°

- 3ª Brigada, Plana Mayor y Regimientos 5º y 6º

- Artillería, los dos Grupos ya dichos (de 75 y 105) con cinco Baterías.

- Ingenieros, la Compañía y Sección ya mencionadas.

- Intendencia, Grupo de Transporte a lomo y Grupo de Carros Catalanes.

- Sanidad, Veterinaria y resto de los Servicios.

La localización de sus principales elementos era:

- 1º Regimiento, zona de Bañón-Rubielos de la Cérida.

- 2º Regimiento, Monreal-Villafranca-Singra.

- 3º Regimiento, Caminreal.

- 4º Regimiento, zona El Poyo-Fuentes Claras.

- 5° Regimiento, Torralba de los Sisones y Villalba de los Morales.

- 6° Regimiento, Torrejón del Campo.



 
       Cada uno de estos Regimientosestaba compuesto por dos Grupos de Escuadrones y un Escuadrón de Ametralladoras, con unos efectivos totales de unos 500 hombres. Los Grupos, generalmente, se formaban con dos Escuadrones de sables, procedentes de los diversos Regimientos del Arma y de los Grupos de Regulares de Caballería. El día 3 de febrero los Escuadrones de sables de los Regimientos divisionarioseran los siguientes:
- 1º, con los Escuadrones 2º y 3° de Regulares de Alhucemas nº 5 y 3° Y 4º de Numancia nº 6.

- 2º, con tres Escuadrones de Calatrava (3°, 4° Y 6º) y el 2° de Regulares de Melilla nº 2.
- 3°, con los cuatro primeros Escuadrones de España nº 5.

- 4°, con los cuatro primeros Escuadrones de Castillejos nº 9.

- 5°, con los Escuadrones 1º, 4°, 7° y 15° de Farnesio nº 10.

- 6°, con dos Escuadrones de Villaarrobledo nº 1 y el 10 ° de Castillejos nº 9.

        Componían, pues, la División 29 Escuadrones, de los que 23 eran de sables y 6 de Ametralladoras. Como puede comprobarse, están representados todos los Regimientos del Arma existentes en zona nacional, excepto Taxdirt, cuyas tropas actuaban en el Ejército del Sur. Del total, sólo tres Escuadrones son de regulares, los otros son totalmente de españoles.
        El Escuadrón de sables tenía composición ternaria, tres Secciones iguales entre sí. La Sección, a su vez, estaba integrada por tres o cuatro Escuadras, dotadas, en general, de un fusil ametrallador y con una plantilla de ocho hombres, incluido el cabo que la mandaba.
Desarrollo de acontecimientos
Plano Batalla de Alfambra
RUPTURA
       Como estaba previsto, el 5 de febrero empezó la acción. Actuó en este día solamente la 5ª División desde su base de partida de la zona de Hondo de Más. La Artillería de las dos divisiones realizó sus fuegos sobre las posiciones enemigas a ocupar: El Glochón y Los Corrales de Roque.La Caballeríapermaneció inactiva todo el día. Al caer la tarde las dos posiciones enemigas habían sido tomadas y con ella quedaban abiertas las puertas para la continuación de la maniobra.
CONCENTRACIÓN DE LA CABALLERÍA
      A partir de las ocho de la mañana del día 6 empezaron a llegar los jinetes a la zona de Hondo de Más, de donde habían de partir. A las 08.30 h. estaba ya en la base de partida la2ª Brigada, procedente de Caminreal, donde se habían reunido previamente sus unidades.
        El 1º Regimientosituado en Bañón-Rubielos de la Cérida llegó a las 09.00 horas, por las cañadas que desde el citado pueblo llevan a la falda noroeste del Hondo de Más. Procedente de Monreal, llegó poco después el 2º Regimiento, siguiendo la carretera que pasa por Rubielos. Con ambos la 1ª Brigada estaba ya en su puesto de combate.
        La 3ª Brigada, concentrada sobre Torrejón del Campo, entró al oeste de Hondo de Más a las 09.30 h. Con ella quedaba completo el despliegue inicial de la Agrupación deBrigadas de Caballería de la División.
       En Rubielos, mientras tanto, los órganos de los Servicios iban montando sus establecimientos. Este pueblo había de ser el centro de suministro de Intendencia para las Unidades de la División. Las cocinas empezaron a ser instaladas. Los carros catalanes, arrastrados por poderosos caballos de tiro, iban llegando, tras el rastro de sus Regimientos. En la Orden de Concentración se señala la necesidad de que los jinetes tomaran una comida caliente y dispusieran de café en sus cantimploras.
La intervención de la Caballería en la maniobra del Alfambra fue tan brillante como eficaz
AMPLIACIÓN DE LA BRECHA
         La mañana del día 6 se caracterizó por una niebla espesa que retrasó el principio de las operaciones.
        La 5ª División desde las posiciones conquistadas el día anterior tomó de revés las organizaciones enemigas a ambos lados de la carretera de Bueñas a Argente; después, con el concurso del 1º Regimiento de Caballería, continuó hacia el Sur ocupando las alturas que dominan el pueblo de Aguatón para hacer caer toda la línea enemiga situada frente a Rubielos y Singra.
       De acuerdo con el historial del Regimientoel día 6, tras la ocupación de Aguatón, fueron reconocidos los pasos de la Sierra, haciendo 10 prisioneros y cogiendo material enemigo. El día 7, según el mismo testimonio, se le da la orden de reconocer el llano entre Sierra Palomera y la carretera de Zaragoza. Sale el 3º Escuadrón de Numancia por el boquete de Singra y llega hasta este pueblo. El resto del Regimientoatraviesa la Sierra por el túnel de Aguatón y reconoce la zona en 10 kilómetros de profundidad, cogiendo de revés el campo atrincherado enemigo en cooperación con cuatro Batallones de la 5ª División. El resultado es la recogida de numeroso armamento y 1.600 prisioneros enemigos.
        Las únicas bajas, según varios testimonios, se producen por un bombardeo de aviación nacional que alcanza a fuerzas de Infantería de la 5º División.
       Con ello no solamente quedaba abierto un ancho portillo para la actuación de la División de Caballería, sino que había sido eliminada cualquier posible amenaza sobre su flanco derecho.
IRRUPCIÓN DE LA MASA A CABALLO
       La División para el ataque había sido articulada en dos escalones:
      El primero compuesto por sus dos primeras Brigadas, menos el 1º Regimiento que actuaba con la 5ª División. El segundo integrado por la 3ª Brigada, como reserva.
        En estas condiciones, al levantarse la niebla, sobre las 11.00 h. de la mañana, se inició el movimiento.
       La dirección del avance que, según la Orden debía de ser Hondo de Más-Lidón-Visiedo-Perales de Alfambra, fue modificada verbalmente. Sobre la línea Argente habían aparecido unidades enemigas cuya entidad era difícil de juzgar, aunque no parecía grande. Para evitar el choque frontal y tomarlas de flanco o retaguardia decidió el General Monasterio envolverlas, dirigiéndose primero a Argente y después a Visiedo en lugar de seguir la proyectada línea por Lidón.
       Marchaban en cabeza los dos Regimientos de la 2ª Brigada, el 3º con los Escuadrones burgaleses de España, a la derecha, y el 4°, con los «maños» de Castillejos a la izquierda. Detrás el 2° Regimiento, con tres escuadrones, salmantinos, de Calatrava, y el de Regulares de Melilla, que había cargado en Singra.
     Cerrando la marcha la 3ª Brigada con sus fuerzas de Farnesio (Valladolid) y Villarrobledo (Palencia).
       De acuerdo con las impresiones de numerosos jefes de Caballería actuantes, hasta pasado Argente las fuerzas de la División no recibieron fuego. A la salida de este pueblo, sobre las 12.00 horas se produjo un alto para reagrupar las fuerzas y organizar la ocupación de Visiedo, en el que se sabía que existía una concentración enemiga de alguna importancia.
Columna de Caballería al mando del General Monasterio. Su carga contra la primera línea republicana, fue decisiva en la caída del frente.
OCUPACIÓN DE VISIEDO
     Al reemprender la marcha cambia el despliegue divisionario. Pasa a cabeza el 2° Regimiento, que con el 4° Escuadrón de Calatrava en punta se dirige sobre Visiedo.
        La acción fue corta y rotunda. El 4.° de Calatrava en línea de a cuatro con el Capitán Millana al frente cargó contra el cerro de la Ermita de Santa Bárbara, a menos de un kilómetro al sudoeste de Visiedo sin que los defensores batidos hasta poco antes por la Artillería Antiaérea en fuego terrestre intentaran tirar sobre los jinetes.

      
       El pueblo resulta ocupado sin mayores dificultades. Desde él se llega, sin combatir, haciendo gran cantidad de prisioneros, a Lidón por la izquierda y a Camañas por la derecha. Otras fracciones de la División llegan a Perales y en el transcurso de la tarde queda ocupada toda la orilla derecha del río desde el pueblo citado hasta Alfambra.


Delante de la Iglesia Parroquial del pueblo de Alfambra, hay una placeta a la que asoman, la casa del Cura y el Cuartel de la Guardia Civil. Se conserva el monumento a los Caídos en la Guerra Civil.



FUERZAS REPUBLICANAS DEFENSORAS FRENTE AL EJÉRCITO DEL NORTE
        En total, actúan por el bando republicano unidades pertenecientes a cinco Divisiones (19, 27, 30, 42 Y 66), todas las cuales sufren un desgaste físico más o menos grande, pero, sobre todo, un choque moral de imprevisibles consecuencias. No conviene pasar por alto este hecho. Tres de estas Grandes Unidades (19, 27 Y 66) pertenecen a la Masa de Maniobra, a ese núcleo de fuerzas escogido cuya capacidad combatiente es ejemplo de todos y confianza del Mando. La derrota de unidades de este tipo es siempre trascendente.
ESTIMACIÓN DE BAJAS
        Puede decirse, pues, que quitando los siete retirados y los dos huidos, veintiún batallones republicanos perdieron un cien por cien de su capacidad de seguir siendo unidades militares. De los diez a doce mil hombres que los integraban sólo algunos centenares pudieron reincorporarse a su zona, con una moral bajísima.
        Ahora bien, si de la consideración de los batallones pasamos a la de las Grandes Unidades que los encuadraban, debemos elevar las pérdidas del Ejército republicano en otros dos o tres mil hombres, pertenecientes a las unidades de Mando y servicios que se encontraban en la zona de combate y que no tuvieron tiempo de retirarse. Son pues de diez a quince mil las pérdidas probables en la batalla. Cantidad elevada que habla por sí misma, pero que produce, como ya hemos repetido, un resultado aún más pernicioso para el Ejército de la República, su íntima descalificación ante un enemigo que parece invencible y dotado de todos los medios que la imaginación y el miedo del vencido le asigne.
        El Tebib Arrumi, cronista oficial de la guerra en el bando nacional, nos ofrece, en un libro publicado poco después, unos datos de bajas republicanas del mismo orden de los encontrados más arriba como probables. Según él, el número de prisioneros cogidos en esta operación fue de 8.235, y el de cadáveres enemigos encontrados de 4.369. Suman 12.604.

D. Víctor Ruíz  Albéniz,Médico y periodista conocido por el pseudónimo  “Tebib Arrumi”, siendo con el que firmaba sus crónicas de guerra, era sobrino del compositor D. Isaac Albéniz Pascual.
“Tebib”, era la palabra con la que designaban los rifeños a los médicos en aquella época.“Tebib Arrumi”, puede ser la traducción de “médico cristiano”.


                                                           Retrato de la época.



Una opinión ajena
       También extracta el Tebib opiniones de la prensa de la época que pueden ser interesantes. Así, según dicho autor, el "Times” de 9 de febrero de 1.938 decía en un editorial titulado: Otra vez Teruel: "Las últimas noticias de España no dejan duda alguna acerca de la victoria que los insurrectos (nacionales) alcanzaron al norte y noroeste de Teruel”. Califica a la operación de "genialmente concebida” y añade: "La lista de las poblaciones conquistadas durante esta operación y las nuevas posiciones de las líneas de fuego, hacen creer que los nacionalistas obtuvieron sobre sus adversarios una retumbante victoria táctica.” Más adelante puntualiza: "El éxito de la Caballería del General Monasterio en terreno montañoso y el abandono de grandes cantidades de material de guerra, nos dan la impresión de que las fuerzas republicanas no merecen confianza a no ser para un ataque por sorpresa.”
        Nada hay que añadir a lo transcrito por el cronista nacional del prestigioso "Times” de Londres.
La batalla de Teruel, ambos bandos fueron acumulando fuerzas en el desolado paisaje,  soportando las inclemencias de uno de los más rigurosos inviernos peninsulares
TESTIMONIO:
Relato de un Comandante de Caballería (día 7 de febrero de 1938)
        A primeras horas de la mañana, con ambiente húmedo y espesa niebla, se oye tronar el cañón y el tiro de fusilería, los Escuadrones van llegando sucesivamente, se dispersan y se ocultan en las vaguadas; los jinetes se protegen del frío con sus capotes con los cuellos subidos, van como un poco encogidos sobre sus hombros, los cascos casi se apoyan en ellos; marchan silenciosos, se fraccionan las unidades, y echan pie a tierra, con el caballo del diestro forman grupos, fuman, se frotan las manos; los caballos trabajados en los días anteriores y después de la matinal marcha desde sus acantonamientos están inmóviles, soñolientos, el dorso convexo, el cuello estirado y la cabeza baja. En esta actitud de espera se pasan tres horas y media, pero por fin sale el sol, el paisaje se anima, el tiroteo aumenta, la artillería corrige sus tiros, la batalla como el día adquiere vida, la aviación realiza reconocimientos y vuelos de bombardeo, el sol va templando los cuerpos, los caballos se inquietan y por fin después de estar esperando todo el día 5 y de las tres horas y media que se llevan de reposo del día 6 llega la orden de montar a caballo. La noticia corre de boca en boca, los rostros se animan, los jinetes aprietan cinchas, se ajustan correajes y se agrupan y se organizan las unidades. Los 3.000 jinetes montan a caballo, se deja el reposo y se inicia el movimiento; los Soldados, con un poco de nerviosismo, presionan a sus cabalgaduras con sus piernas y sus caballos responden a esta presión con movimientos de inquietud por emprender la marcha; poco a poco se va modificando el dispositivo de partida y se van colocando la 1ª y 2ª Brigadas acoladas, la 3ª en reserva. Se destacan los Grupos de Escuadrones de vanguardia y éstos inician el galope y siguen la dirección de la carretera de Bueñas a Argente; el enemigo abre un fuego lejano, pero ya están desplegados los 3.000 caballos en los llanos de Argente - Visiedo.
        Espectáculo emocionante, ante la vista del Cuerpo de Ejército Marroquí, que nos observa desde las alturas situadas al sur de Rillo y del enemigo que a él se opone, que nos ve situarnos a su retaguardia; más el que ocupa Sierra Palomera y que se ve envuelto, avanza la Caballería, arrogante, impetuosa; los jinetes, erguidos sus cuerpos; se ven flamear dos banderas blancas en cada Sección, que jalonan a la Aviación la línea alcanzada y que marcan como una frontera de paz para el terreno que queda a nuestra espalda y se divisan enhiestos y majestuosos los guiones de guerra de los Escuadrones que con sus colores atenuados por el sol recibido y con el polvo de los campos de batalla en que tomaron parte, son como reliquias para el porvenir, como testigos presenciales de las victorias obtenidas en .la campaña. Y allí van los Escuadrones de Numancia con su lema "Antes quemada que vencida", los de Villarrobledo, que recuerdan la gesta de Diego de León, los de Calatrava con el de "Difunde el terror por toda la tierra", los de España con el de "Así se vencen los obstáculos que se le presentan", que heredó además el del Regimiento deBorbón de "Da fama a la fuerza", los de Castillejos que recogieron el escudo de Lanceros del Rey con su lema "No hay que temer a la sombra de los estandartes reales", los de Farnesio con el de "Sean disipados sus enemigos: Huyen a su vista", y los de Regulares de Melilla y Alhucemas, que aunque son descendientes de los musulmanes batidos en Castillejos y en Tetuán, saben agradecer nuestra labor de protectorado y como hermanos se baten heroicamente en defensa de nuestra Patria.
        Y dando escolta a estos guiones que ostentan las cruces de Ordenes Militares, los jinetes empuñan sus sables desenvainados que reflejan destellos al ser heridos por el sol; como si las cruces de los guiones y las espadas desenvainadas simbolizaran también la unión de la cruz y de la espada que siempre hizo grande a nuestra querida España.
        Y sigue avanzando la masa de Caballería, con ese ruido producido por las herraduras de los caballos al chocar con el suelo, el de los correajes con cartucheras llenas de municiones, el de la agitada respiración de los caballos, las voces de mando repetidas; en fin, por ese conjunto de sonidos que tan familiar nos es a los que mandamos fuerzas de caballería y que enerva, que hace aumentar el ánimo y acompaña a la impulsión en la marcha hacia adelante y se envuelve el pueblo de Argente y se le ocupa haciendo prisioneros a los enemigos más rezagados, lo que da lugar a una pequeña detención. Allí acude rápido el General Monasterio, Jefe de la Agrupación de Divisiones, y da orden de continuar la marcha, y el malogrado y Laureado Coronel Cebollino al frente de las Brigadas de Caballería emprende un rápido avance con sus jinetes entusiasmados y se avanza sin cesar hasta que una resistencia enemiga se desborda por el Sur en el momento en que hace acto de presencia en nuestro cielo una escuadrilla de aviación que no quiere perderse tan brillante espectáculo, y con sus siete aparatos en "servicio de cadena", al mando del Capitán Cuadra, se dispone a intervenir en el combate. Este Capitán, prestó sus servicios como Teniente de Caballería en este Regimiento de Castillejos y conocía perfectamente la manera de actuar del Arma de Caballería y le vemos en seguida iniciar el picado con su aparato, ametrallando al enemigo y le siguen los otros aparatos a sus órdenes fijando al enemigo que deja de hacer fuego. Los Escuadrones siguen acercándose al paso hasta ponerse a 50 metros de las trincheras enemigas para lanzarse en momento oportuno a ocuparlas. El Capitán Cuadra, en íntimo enlace, que más bien pudiéramos decir "en familiar enlace", saca su brazo derecho de la cabina moviendo un pañuelo blanco para indicamos que es el momento del avance y él con su escuadrilla emprende rápidamente la marcha agitando el pañuelo como si se despidiera de sus compañeros, los jinetes. Los Escuadrones cierran al galope la distancia que los separa del enemigo, y éste tira sus armas a tierra y sale de sus abrigos con los brazos en alto dando la impresión, al observarles a alguna distancia, de que nos estaban esperando con alegría y salían gozosos a extendemos sus manos en fraternal abrazo. En igual forma se ocupa el Pueblo de Visiedo y se envuelve y conquista al enemigo una Batería de 105, continuando el avance hasta reconocer el pueblo de Perales de Alfambra y alcanzar las orillas del río del mismo nombre.
        Este río nos ofrece sus aguas y su denominación, como queriéndonos calmar nuestra sed de victoria y para que al escribir una página más en la Historia de nuestra querida España la podamos encabezar con el armonioso nombre de Batalla del Alfambra.
(Zaragoza, 1950)
Bibliografía:
Alfambra. La reconquista de Teruel, por RAFAEL CASAS DE LA VEGA


Francisco Javier de la Uz Jiménez

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