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ADOLFO BOTIN POLANCO

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ADOLFO BOTIN POLANCO
“Maestro de jinetes y modelo de oficiales”
El artículo de Ángel, me hizo recordar que tenía algo pendiente de publicar. Quiero rendir un homenaje al famoso Botín. Su faceta de hipismo tanto teórica (El noble bruto) como práctica (ganador de muchísimas carreras con Sopapo, Epsilon, Hallmark…) es de sobra conocida.
La faceta quizás no tan conocida de su biografía es la que le llevó a ser propuesto para la Medalla Militar Individual.
Basándome en su hoja de servicios, el libro de Luco (de Baltasar Gil Marcos) y algunos antiguos artículos de periódico de la época, voy a intentar reflejar en estas cuartillas, pese a poder quedarme corto en elogios y panegíricos, ese aspecto de su vida no tan conocido y que cada vez más me recuerda al que fue su profesor primero y su jefe de sección de carreras, cuando Botín ya de Teniente estaba de profesor, de la Escuela Militarde Equitación en 1917 …Si, D. Fernando Primo de Rivera y Orbaneja.
La vida de Botín Polanco fue corta (murió con 31 años) pero intensa.
Ingresó en la Academia de Caballería en  1908 (con 15 años) y salió de Segundo Teniente en 1911. Como dato curioso de su época académica puedo contar que formó parte, junto con sus compañeros, en Sevilla,  en diciembre de 1910 del solemne acto de imposición de la corbata de la Real y Militar orden de San Fernando al Estandarte al Regimiento de Cazadores de Alfonso XII, 21º de Caballería.
Bueno, como ya dije anteriormente, egresó de la Academia en 1911 con otros muchos oficiales  como D. Emilio López de Letona (futuro General Jefe de Cría Caballar y autor del Prólogo de la 2ª edición del noble bruto), D. Jaime Milans del Bosch, D. Juan Palau y hasta cuarenta y tantos más.
Su vida militar desde entonces,  transcurrió entre sus destinos en la Escuelade Equitación Militar, tanto de alumno como de profesor, y el Regimiento de Húsares de la Princesa.,siempre ligada al mundo del caballo y particularmente al hipódromo donde destacó de manera notoria.
 

No obstante no van a ser sus éxitos hípicos el motivo de estas letras, será el giro radical que dio a su vida cuando fue destinado al Grupo de Fuerzas Regulares de Ceuta nº 3 presentándose en dicha plaza el 27 de mayo de 1924, seis meses antes de su muerte.
Sus primeros trece años de oficial, de teniente y capitán, transcurrieron fundamentalmente en Madrid (algunos periodos en su casa familiar de Maliaño), entre caballos, hipódromos, libros, escritorios (autor además del noble bruto, “Cosmópolis la chica” y “La señorita Bambalina”, libros que algunos atribuyen a su hermano Antonio, también escritor, erróneamente) tertulias de la época,  relaciones con la nobleza…Pero ahora me voy a centrar en ese valiente capitán que preguntado alguna vez cual fue el motivo de solicitar destino a África respondió: “porque nunca he querido hacer de segunda figura”. Pero no era vanidoso Botín, y ocupando su lugar y su puesto hizo de primera figura en todas partes.
Pronto se comenzó a hablar entre al oficialidad de Botín, ya que no sólo fue brillante, era valeroso, digno, entusiasta; pero sobre todas esas cualidades sobresalía su poderosa inteligencia, su gran cultura, eso que a la primera conversación cautiva y apresa la amistad.
Apenas transcurrido un mes desde que se hiciera cargo del 3º Escuadrón, sufrió una herida por fuego enemigo, permaneciendo sin ser relevado del mando del mismo hasta su repliegue a “Uad-Lau”, lugar donde meses más tarde se cubrió de gloria nuevamente al mando de su Escuadrón.
Botín fue evacuado por el disparo recibido el 1º de julio y estuvo convaleciente en Santander hasta el 20 de agosto que se incorporó a su destino, tres meses y medio antes de morir.
Famoso fue Botín por sus resolutivas cargas durante su corta estancia en Regulares (apenas seis mese de los cuales uno y medio convaleciente en Santander), pero el hecho más heroico y por lo que en su hoja de servicios aparece como el valor “ACREDITADO”, fueron los sucesos de evacuación y repliegue de las posiciones del Zoco el sebt, Bakali y  embarque en Uad Lau los días 11 al 16 de noviembre de 1924, veinte días antes de su muerte, y que transcribo literalmente del artículo de un periodista (Antonio Luis) de la época tal y como lo vio y lo vivió
 

“Un puesto ventajoso a bordo del “Extremadura” y unos prismáticos de gran alcance me permitieron seguir con toda precisión los incidentes del drama. Todavía resuenan en mis oidos los formidables cañonazos  que hacían temblar al buque y amenazaban con dejar sordos a todos los que íbamos a bordo; creo oir otros estampidos más lejanos y observar el humo oscuro producido por la explosión de las bombas que lanzaban nuestro aviones…Pero lo que no se borrará jamás de mi memoria fue el avance de nuestra Infantería bajo una lluvia de balas enemigas.
Ocupaba el centro del escenario un rectángulo extenso, llano y terroso, limitado a la izquierda por el río (Uad Lau) y a la derecha por un bosquecito cuajado de moros. Para llegar al Zoco el Sebt era necesario atravesar esta llanura, dato que tuvo en cuenta el enemigo al ocupar sus posiciones; el paso por el bosquecito era imposible, y el río era otro obstáculo formidable; los nuestro tendrían que atravesar el llano, y las balas los barrerían. Tal era el programa enemigo…Apareció nuestra vanguardia, gallardamente indicada por los banderines de los Regulares y la Harca; mas en cuanto los primeros españoles pisaron el llano, una verdadera lluvia de proyectiles comenzó a levantar el polvo a sus pies, una lluvia tan intensa y tan espesa, que temí no podrían atravesarla. Supuse que los nuestros se echarían por tierra en busca de algún repliegue que les diese abrigo, de unas matas que los ocultasen, y en vez de esto, los vi avanzar decididos, desplegados en guerrilla, disparando con frecuencia sus fusiles sin vacilar un momento, a pesar de que la situación de cada hombre era señalada por el polvo que saltaba al impacto de los proyectiles enemigos. Caían algunos y eran inmediatamente recogidos por compañeros indiferentes al peligro. Los cañones seguían regando el bosquecito, pero el fuego enemigo parecía aumentar, y los nuestros no cesaban en su avance, y cada vez había más gente en la llanura.”(Aunque ya he leído este artículo unas cuantas veces, me sigo emocionando mientras lo transcribo) “Entonces…continúa narrando nuestro querido periodista… presencié un espectáculo con el cual todos hemos soñado alguna vez: vi a la Caballeríaespañola dar una carga. Era el Escuadrón de Regulares, mandado por el capitán Botín, el vencedor en tantos concursos y carreras que lanzaba sus caballos contra el bosque para ejecutar un movimiento envolvente y amenazar el flanco enemigo. Más que la metralla y las bombas, debió espantar a los moros el espectáculo de los jinetes que cargaban sobre ellos; lo cierto es que amainó el tiroteo….”
 
 

Continúa el relato –Antonio Luis- con el éxito del repliegue del Zoco, destacadísima actuación tuvo también el Harca de Muñoz Grande, y la evacuación final exitosa de Uad Lau.
Pues bien, nuestro capitán Botín tuvo durante esos cinco días (del 11 al 16 de noviembre) unas actuaciones heroicas que le llevaron a ser propuesto para la Medalla Militar Individual.
El expediente de propuesta de la citada condecoración, tardó 5 años en completarse y leyendo el informe final del Instructor del mismo, el Teniente Coronel D. Alfonso Beorlegui Canet unido a las declaraciones de un coronel, un teniente coronel, 4 Comandantes, 4 capitanes y un teniente en la que cada uno según su situación en aquel momento pero todos con la convicción indudable del merecimiento de la misma por parte del capitán Botín,  queda concluido el expediente para su resolución.
Los elogios para Botín no fueron pocos. En el repliegue del Zoco y Bakali fue fundamental su actuación. Estaba enfermo con fiebre y apenas durmió en esos cinco días hasta el embarque en Uad Lau.
En fin, supongo que recordando la actuación tres años atrás de su profesor, jefe y amigo D. Fernando no podía hacer menos. Siempre alerta con sus Regulares, fue el último en embarcar.
 Una vez en Tetuán, continuó al frente de su Escuadrón todavía enfermo y protegiendo esta vez un convoy de heridos de la columna del Coronel Orgaz  el la Zonade El Jemis de Anyera desapareció el 7 de diciembre de 1924. Las especulaciones con su muerte no han sido pocas, pero la realidad es que sus restos mortales fueron  encontrado en marzo de 1926 y trasladados a la península.
 

En la biblioteca de la Escuelade Equitación Miliar, se celebró en diciembre de 1925 un homenaje a tres héroes de la guerra de Marruecos muertos en campaña. Al acto de descubrimiento de sus retratos asistieron:
 
El Infante D. Fernando, en representación del Rey.
El Presidente del Consejo de Ministros.
El Ministro de la Guerra.
El Capitán General de la 1ª Región Militar.
El Gobernador Militar de Madrid.
El ayudante de Su Majestad, General Barón de Casa Davadillo.
Jefe de la Casa Militardel Monarca, General Zabalza.
El General Director de la Escuela Superiorde Guerra.
El Coronel del Regimiento de Húsares de Pavía.
El Coronel del Regimiento de Húsares de la Princesa.
El Director de la Escuelade Equitación, el Coronel Kirpatrick.
Y muchos Jefes y Oficiales del Arma de Caballería.
 
Los retratos eran tres y ostentaban las siguientes inscripciones:
 

“El Teniente Coronel D. Fernando Primo de Rivera y  Orbaneja, Caballero Laureado de San Fernando, profesor de la Escuela de Equitación Militar, muerto heroicamente en Monte Arruit el 5 de agosto de 1921.”
“D. Adolfo Botín Polanco, Capitán de Caballería, profesor de la Escuela de Equitación Militar, muerto gloriosamente en la campaña de África el 7 de diciembre de 1924.”
“D. Guillermo  Kirpatrick y Odonell  hijo del Director de la Escuela y sobrino del Ministro de la Guerra-Teniente de Caballería, ayudante de profesor de la Escuela de Equitación Militar. Murió gloriosamente en el Fondak de Ain Yedida el 7 de diciembre de 1924.”
El presidente del Consejo de Ministros, pronunció algunas palabras de recuerdo y homenaje a la memoria los profesores de la Escuela de Equitación Militar muertos en campaña, entre los que se encontraba su hermano D. Fernando; excitó a todos los presentes a imitar el ejemplo del glorioso proceder de los tres heroicos jinetes y terminó con palabras de aliento para el porvenir de España, que cuenta entre las filas de su Ejército con  tan brillantes jefes y oficiales”
 

 

Eduardo Gortázar Arias

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