FRASES SOBRE LA
MILICIA
--- El espíritu de la Caballería, hecho de audacia y abnegación, de
sacrificio y disciplina, no morirá jamás, porque es el alma mismo de los
jinetes, y el alma es inmortal.
--- Si no tienes la vista del Águila, la fiereza del León y la acometividad
del Tigre, echa pie a tierra, pues no sirves para mandar el “Huracán de la
Caballería”.
---¿Quién era aquel
jinete desconocido?
¡Era la encarnación anónima y
gloriosa, del límite
Humanamente insuperable de la
acción de un Arma.
--- Federico II de Prusia
El rey prohíbe a los oficiales
de su Caballería, bajo la pena infamante de pérdida de empleo, que el enemigo
les ataque. Será su Caballería la que siempre ataque primero.
--- Y Dios cogió un puñado de viento del sur, e insuflándole su aliento,
creó el caballo.
--- Los triunfos sin Caballería son estériles; y las derrotas, desastres
Corbulón General romano.
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A PIE Y SIN
DINERO, PERO EL AMO DEL MUNDO
Camilo José Cela
a la ciudad de Toledo para seguir
su formación
militar, en la Academia de
Infantería de Toledo.
A pie y sin un ochavo en los bolsillos, calados hasta
los huesos y con el estómago frío; en la vista una nube de hielo y en el dedo
que oprime el gatillo, un sabañón.
El día 8 de Diciembre hace frío, mucho frío, pero nunca bastante para frenar a
la Infantería, que con un trajecito de dril, derrite la nieve de los montes y
la escarcha de los ríos difíciles y el hielo que oprime los corazones en
desgracia.
Ningún oficio más bonito que el de Capitán de Infantería, artesano del valor
heroico, orfebre del valor estoico, que va a pie donde lo mandan con sus
hombres detrás, y que a veces se queda en el camino con una bala '!Con que
facilidad, Dios mío!' que le para los pulsos del corazón.
La guerra no es triste, porque levanta las almas. La guerra no es triste porque
nos enseña que fuera de la Bandera, nada, ni aún la vida, importa.
La Infantería es la guerra a pie firme, la guerra cara a cara, la vida jugada a
cara y cruz de la victoria y la muerte.
La infantería es la guerra a cuerpo limpio, y el Infante lidiador que lleva el
espíritu armado de un estoque de fuego, como un arcángel de estrellas en la
bocamanga.
La Infantería no es la materia, es el ligero y tenue soplo que vivifica. La
Infantería no es la masa, es la compañía.
La Infantería no es, a veces, ni el concierto; es siempre la canción arrebatada
del solitario centinela, que canta para que el Cabo de Guardia sepa que está
vivo.
Quien no haya sido Soldado de Infantería quizá ignore que cuando el hombre se
cansa, aún le faltan muchas horas y muchas leguas para cansarse. Porque el
secreto de la Infantería, (nosotros estamos hablando naturalmente de la
Infantería Española, la de las cornetas en el cuello de la guerrera) es el de
sacar fuerzas de flaqueza y hacer de tripas corazón. Que nunca más noble fin
tuvieron, ni nada mejor pudieron servir.
Quien no haya sido Soldado de Infantería no sabe, que cuando el hombre se
lanza, cuando al hombre se le calienta la sangre, lo mas difícil es pararlo y
enfriarlo. Porque el otro secreto de la Infantería es el de calentar el aire
con la mirada y darse cuenta de que la batalla terminó cuando el Soldado crea
que estaba empezando. Que nunca mejores temples se conocieron ni en más
gallardo menester se emplearon.
Quien no haya sido Soldado de Infantería quizá ignore lo que es sentirse amo
del mundo, a pie y sin dinero. A pie paseamos por donde quisimos, porque el que
no va a pie, no se entera y os lo dice un vagabundo. Y sin dinero izamos
nuestra Bandera donde nos dio la gana y donde nos mandaron, porque la victoria
no es algo que se compra sino que se conquista y os lo dice un pobre.
Ningún oficio más bello que el de Infante, que lleva su casa a cuestas como el
caracol y se pelea porque no admite jaques; como el león y como el gallo y como
el toro. Sin medir las fuerzas (que no fuera noble presentar las batallas
ganadas) y sin mirar atrás porque detrás no hay nada, absolutamente nada.
Con el frio del 8 de Diciembre se calienta nuestro corazón al pensar, como a
una novia a la que quisiésemos, en la Infantería. Resuenan pífanos marciales y
aún nupciales en la última y más profunda revuelta de nuestros oídos y aún se
estremece, gracias a Dios, ese último nervio que en los cuerpos de los bien
nacidos se guarda, como oro en paño, para que vibre en las ocasiones solemnes.
¡ VIVA LA INFANTERIA ESPAÑOLA!
HIMNO DE CABALLERÍA