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Channel: EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS. JINETES
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EL RASTRO DEL EXODO

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EL RASTRO DEL EXODO.

 

Cuando hace unos días recibí las fotos del estado actual de la pista Damman de la Escuela, muchos recuerdos abordaron de repente mi memoria. Recuerdo las arengas del coronel Montilla cuando observaba trabajar en tanda a los alumnos de algún curso, de los muchos que se impartían en aquella época. Recuerdo cuando no nos permitía pisar el entorno de la pista para no estropearlo. Recuerdo  su preocupación, su control y sus órdenes particulares sobre el paso de la rastra, recogida de estiércol, etc. Recuerdo su expresión  de perplejidad cuando Santi le decía bromeando que iba a entrar con los Enganches en la pista. Recuerdo a un coronel que, consciente del dinero que el Estado había invertido en esa pista, hacía suya toda la responsabilidad sobre su correcto mantenimiento y su adecuado uso.
Recuerdo también, detener nuestros coches al entrar y al salir del acuartelamiento para observar con ansiedad el estado de las obras, el entramado de las tuberías, la colocación de las gomas del suelo. Recuerdo cuando nos acercábamos a los montones de arena intentando identificar aquel tipo de textil verdoso  que utilizaban aquellos alemanes. Recuerdo la larga espera, hasta que terminaron de instalar el vallado exterior y el martirio, que se nos hizo eterno, hasta que Jefatura dio la autorización para empezar a utilizarla. Recuerdo también para ser sincero, que nos adelantamos unos días por no poder esperar más, con la excusa de la proximidad de un concurso de Ancades. En el fondo solo estoy hablando de dos cosas, ilusión y responsabilidad, que era lo único que se respiraba en aquella época.
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La vegetación crece en el interior de la pista y convive con agujeros hechos por animales. Claro estado de dejadez y ausencia de mantenimiento. (Octubre de 2012).
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Sin embargo, como se ve, hoy la situación ha cambiado. La situación que se puede observar tras el último éxodo de lo que en su día fue la Escuela Militar Ecuestre, bien podría herir la sensibilidad de algunas personas, pero seguro la de todos los amantes del caballo, la de todos los antiguos e históricos miembros de Cría Caballar, la de alguno de los actuales y por supuesto la de todos los profesores de equitación y jinetes que se precien de serlo.
Para entender esta degradación de principios y conceptos, de lo que fue, de lo que es y de lo que debe ser una escuela, podríamos empezar por hacer un poco de memoria:

Todo empezó en el año 2007 cuando de forma precipitada, un Director Gerente sin una clara justificación, tomó la decisión equivocada de trasladar la Escuela a la Plaza de Zaragoza. Digo decisión equivocada, porque el tiempo se ha encargado de demostrar que así fue. Digo equivocada, porque ese mismo Director Gerente, en el año 2012 destroza esa Escuela que él mismo se había encargado de trasladar. Y digo equivocada, porque cinco años después de abandonar las instalaciones de Madrid, comienza a invertir en acondicionar todo lo que por culpa, de esa decisión equivocada,  estaba ya abandonado y en desuso.
Todos hemos tenido decisiones equivocadas alguna vez, el problema comienza cuando esas decisiones implican a responsables militares y políticos que lo consienten e incluso lo respaldan y sobre todo, cuando esas decisiones cuestan mucho dinero al Estado y un daño irreparable a Cría Caballar.
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Ángel Cerdido fue uno de los más beligerantes en su intento de evitar esta situación del ganado con sus informes. Su profesionalidad y su amor al caballo fueron superiores a cualquier riesgo personal.
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Tan solo hace un par de años, se terminó de construir la pista Damman de la Escuela. Estamos hablando del año 2010 en plena crisis económica, estamos hablando de un gasto entre 300 y 400.000 euros, que un Director Gerente se encargó de aprobar. No habría sido una mala decisión, si se hubiera continuado apoyando el lanzamiento de la Escuela. No habría sido una mala decisión, si ésta, no hubiera partido de la decisión equivocada de trasladar de forma precipitada por razones desconocidas, una escuela. No habría sido una mala decisión, si el tiempo no se hubiera encargado de demostrar que era un traslado innecesario, porque todavía a día de hoy permanecen abiertas las antiguas instalaciones de Madrid.
Todo eso por desgracia, pertenece ya al pasado y no creo que nadie se responsabilice de los millones de euros gastados, entre traslados, instalaciones, personal y material. Demasiado, ha costado ese despilfarro caprichoso que ha consistido en hacer y deshacer lo ya iniciado, sin dar la mínima oportunidad de que triunfe. No hace falta ser un gran estratega para darse cuenta de ello; un simple jugador de ajedrez sabe que nunca debe mover una ficha y volver en la siguiente jugada a su posición anterior ya que perdería en esos dos movimientos, toda la iniciativa del juego. Lo que debe hacer es respaldar ese nuevo escenario, hasta conseguir una posición ventajosa que le permita ganar la partida. No sería justo exigir a un interventor conocimientos de táctica, ni siquiera de ajedrez, pero sí que es justo exigirle conocimientos de economía y si de números hablamos, esta operación de ida y vuelta, ha sido del todo inviable.
Pero vamos a olvidarnos del pasado y a centrarnos en lo que todavía es evitable a día de hoy y la razón de ser de este artículo. No es otra cosa que la de disminuir o minimizar el vergonzoso e injustificable estado actual de las instalaciones y ganado. Puedo dar fe, de que informes del antiguo profesorado denunciando esta situación, han pasado por la mesa del actual Secretario General Técnico y de la mismísima Subsecretaria de Defensa. También puedo dar fe, de que el único resultado final visible, se ha reducido a confirmar en un puesto de dudosa legalidad al actual responsable directo de esta deficiente gestión de los medios, personal, instalaciones y ganado.

 
Evidente estado de suciedad  de las escaleras por donde accedían profesores y alumnos  a las oficinas y despachos de la EME. Se informó de ello hasta el final.
 
 
Estado del caminador después de la reforma que se realizó en 2011, sin el asesoramiento debido. El resultado de ese  gasto es el que se puede observar. Este error se complementa con la ausencia de un mantenimiento adecuado.
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Tengo que decir que esta situación sería impensable si la Escuela perteneciera a la estructura de los Ejércitos, pues la cadena de mando no lo habría consentido. No se concibe en la estructura de los Ejércitos un estado similar de instalaciones, de medios, ni tan arbitraria gestión de personal. Tampoco se concibe esa falta de control sobre la vida y funcionamiento de las Unidades, ni la falta de seguimiento sobre la eficaz consecución de los objetivos generales y específicos de las mismas.

 
Aunque se retiren las letras, siempre queda un rastro difícil de borrar, siempre queda la huella de la Escuela, para vergüenza de aquellos que las arrancan.

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.Como se puede observar en las imágenes, no son opiniones, son hechos reales. La soldado a la que se le ordenó quitar las letras, le preguntó con pena a un profesor que pasaba; - mi comandante la bandera de España ¿También tengo que arrancarla? – No eso no, le contestó éste. Lo que me mueve a escribir estas líneas no sólo es sensibilizar sobre esta situación. También me mueve el pensar que si algún día, dentro de veinte, cincuenta o cien años, algún “centauro” del futuro intenta documentarse sobre lo que ocurrió de verdad en la Escuela Militar Ecuestre entre los años 2007 y 2012, pueda leer en estas páginas el rastro escrito, que durante estos años hemos ido dejando muchos poetas. Espero que entre sus conclusiones, se incluya como principal, la de que “hubo un grupo de profesores de equitación y de enganches, hoy en el destierro”, que lucharon con todas sus fuerzas, contra una situación que nunca consintieron y que nunca consentirán, porque no podía ser de otra manera.
Lo que no supieron predecir los responsables de esta situación actual, fue la vigencia y la solidez que tendría en el tiempo, la voz que hace unos años alcé, cuando escribí por primera vez en este blog anunciando este desenlace y que hoy por última vez, grito con más fuerza que nunca. 
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Zaragoza no se rinde. La reducirán a polvo: de sus históricas casas no quedará ladrillo sobre ladrillo; caerán sus cien templos; su suelo abriráse vomitando llamas; y lanzados al aire los cimientos, caerán las tejas al fondo de los pozos; pero entre los escombros y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde.
 
Nuevamente el interior de la pista Damman. Espero concienciar a alguien, antes de que sea demasiado tarde, de la importancia de su cuidado y su correcto mantenimiento.
 
 
Julio Romay
Profesor de Escuela de Equitación
 

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